Sus compañeros Competidores

por Dr. Bob Rotella, Psicologo deportivo.

Cada vez que entro en un campo de prácticas de un torneo de profesionales, veo algo que rara vez veo en otros deportes. Veo competidores ayudarse unos a otros. Se dan consejos sobre el swing. Se dan aliento.
Incluso hacen esto en el campo. Imagínese a Fred Funk y a Phil Mickelson dándose aliento en la última vuelta del Abierto de los Estados Unidos del 2004. Eran competidores, pero también eran amigos. No veían un conflicto entre los dos papeles.
En los deportes de equipos hay reglas que prohíben esto. A veces los jugadores pueden ser amigos de jugadores de otro equipo, pero nunca verá usted a un miembro de un equipo de la NBA entrenando a un miembro de la oposición durante los programas de precalentamiento. El tenis es un deporte individual, pero los jugadores tampoco se ayudan mucho unos a otros.
Quizá es porque los golfistas raramente juegan directamente uno contra otro de la forma que se juega al tenis. Juegan contra el campo y contra ellos mismos. Sea cual sea la razón, una de las cosas más gratificantes en el golf, o que debería ser, es la relación entre los competidores.
Me gusta que los jugadores consideren a sus compañeros competidores como amigos y no como enemigos. Después de todo, son esenciales para la alegría del golf competitivo. No habría diversión a la hora de mejorar si usted no tiene a nadie contra el que jugar y medirse. Me gusta que los jugadores tengan la actitud de que su mejoría ayudará a sus amigos a ser mejores; la mejora de sus amigos les ayudará a ser mejores.
Muchos jugadores del circuito lo entienden así. A veces encuentro que hay carencia de esto entre los juniors. En ocasiones tristemente, los padres y profesores crean un mal ambiente entre los competidores porque no soportan la idea de que alguien le gane a su hijo.
Aconsejo a los jugadores de todas las edades que es una pérdida de energía odiar a un compañero competidor. Aunque solo fuera por un día, usted no necesitará más distracciones.
Además usted juega al golf por la felicidad que le produce. Le proporciona más felicidad si juega con amigos. Recuerdo a Tom Lehman, que jugaba con su amigo Steve Jones en el último grupo del Abierto de los Estados unidos en 1996. Los dos hombres son profundamente religiosos. Y aunque los dos intentaban ganar un premio que Lehman quería a toda costa, este tuvo el detalle de compartir con su amigo en el primer tee un verso de la Biblia, diciéndole que Dios quería que los dos actuaran con coraje y fuerza. Jones tomó al pie de la letra ese verso, y al final ganó el Abierto por un golpe a Lehman,
Pero siempre que veo a Lehman, me da la impresión de que es un hombre feliz.